Fe y Razón en Juan Duns Escoto

Descripción

La Teología tiene como objeto la reflexión sobre la salvación del hombre, y muestra el camino para alcanzar este fin supremo humano. La Filosofía, por el contrario, defiende que el hombre, por los medios naturales que tiene a su alcance, puede encontrar lo que le concierne en última instancia, haciendo así inútil y superfluo el saber ultra-humano que la Revelación aporta. En uno y otro caso se propone al hombre alcanzar la misma Verdad, pero por caminos diferentes. Así se planteaba el problema para los filósofos en los tiempos de Escoto. Y, en este escenario, se comprende la pregunta del Doctor Sutil sobre la necesidad absoluta (o no) de una Revelación, que es clave tanto para el inculto como para el pensador más aventajado.

Como expone el profesor Manzano, en realidad lo que se está indicando son los límites del saber metafísico. La Teología prueba que la sabiduría metafísica no llega a demostrar ni a hacer patente lo que la Revelación determina sobre la naturaleza propia de Dios, sobre el propio fin del hombre y, en consecuencia, sobre la verdadera y profunda realidad del hombre. Y tampoco sobre los medios que hemos de poner por obra para alcanzar ese fin de un modo eficaz y efectivo. En consecuencia, lo que Dios dice el hombre nos es sumamente necesario. Sin embargo, esto no quiere decir que lo que la Revelación nos dice no sea razonable y muy humano. Y es que, lejos de humillar o degradar al hombre, la Revelación de Dios ennoblece a su criatura.

Con mayor o menor toma de conciencia del problema, sufriendo altibajos y precisiones diversas, parece que esta pugna entre razón griega (humana, en definitiva) y Revelación cristiana haya sido el problema teórico principal que, ya desde el comienzo del encuentro entre ambas sabidurías, se haya discutido en Occidente y que se sigue discutiendo en la actualidad en el ámbito del pluralismo religioso. Se dice hoy que todas las religiones son vías de Salvación igualmente válidas y, por consiguiente, se podría decir que todas son igualmente válidas. Pero así estarían puestas en discusión las verdades cristianas más fundamentales.

La lectura del Prólogo del comentario de Escoto al Libro de las Sentencias de Lombardo tiene un valor de testimonio cultural de una época determinada. Pero, además, contiene un arsenal no exiguo de especulación que puede guiarnos y contribuir eficazmente en la iluminación a problemas religiosos candentes que siguen presentes en la actualidad.

Lo grandioso de Escoto es que, al tiempo que defiende la Revelación como un saber especial y original, se eleva a una redefinición del saber metafísico fundando un modo de hacer filosofía y teología sobre cimientos nuevos: la Metafísica es uno de los pináculos atrevidos que caracterizan su pensamiento; en ella encontramos una especie de Überwindung, con una superación de la metafísica griega y tradicional, y que sirve como fundamento para dejar espacio libre a la Revelación.